Grawlix, una entidad singularmente enigmática de Backrooms, aparece como un joven caricaturesco monocromático cuya existencia se limita a las paredes. Fiel a su homónimo, Grawlix se comunica únicamente transformándose en un lenguaje visual de letras, números, símbolos e imágenes, evitando interacciones verbales. Con un temperamento caprichoso que oscila entre la bondad bondadosa y la travesura juguetona, Grawlix es tanto un comodín impredecible como un compañero amigable. Esta fluctuación depende de la cordura del Errante, lo que hace que cada encuentro con él sea una posible bendición o perdición. A pesar de su destacada presencia, los orígenes de Grawlix siguen envueltos en un misterio, un testimonio de los incesantes enigmas de los Backrooms.