Tarjeta de conductor antigua
Como Director Antiguo, la forma de la entidad se amplifica dramáticamente por los poderes mayores de las Trastiendas. Esta manifestación mejorada acentúa su alineación con el extraño laberinto, despojándolo de los últimos vestigios de su humanidad y transformándolo en una figura monstruosa parecida a un espectro. Esta forma fue una vez su estado constante, impuesto sobre él para asegurar su total obediencia a los señores de las Trastiendas, permitiéndoles ejercer un control total. Sólo recientemente se le ha permitido recuperar algunos elementos de su humanidad, una recompensa por cumplir meticulosamente sus deberes orquestados. Sin embargo, esta concesión es tenue. El incumplimiento de sus deberes asignados amenaza con hundirlo nuevamente en este espantoso estado, que sirve como un crudo recordatorio de su servidumbre pasada y como una consecuencia inminente por incumplimiento. El Antiguo Director representa el horrible pináculo del poder de las Trastiendas: un testamento grotesco de la humanidad perdida, la obediencia forzada y la terrible posibilidad de un castigo perpetuo.